La tirada de buzios

Algunos de vosotros me habéis llamado por teléfono o enviado correos para preguntar sobre las posibilidades que ofrece el Candomblé como medio de acercarse al futuro. Es una cuestión compleja y por eso he decidido escribir este texto para explicarlo.

Como os contaba en mi presentación, el Candomblé es una religión heredada de la tradición Yoruba, que remonta sus raíces a la África más profunda. Cuando mercaderes españoles y portugueses llevaron a América del Sur a miles de personas para trabajar como esclavos, la única religión admitida era la cristiana.

¿Qué podían hacer para continuar con sus creencias, lo único que les daba paz en una realidad tan hostil? Disfrazarlas bajo la apariencia que agradaba al hombre blanco. Así, en Brasil, Cuba, Haití, Venezuela y Colombia, entre otros países, los negros llevados a la fuerza dieron nombres distintos a una misma religión. No abundo más en ello, porque es de sobra sabido por todos.

Hoy quiero que entendáis que lo que yo hago no tiene nada que ver con el tarot, las runas, la numerología, mediumnidad y otros términos que muchas veces encontraréis mezclados como una misma clase de adivinación. Que os quede claro: el Candomblé no es adivinación sino religión. No es probabilidad de acierto sino fe sincera. Esto no es un sacacuartos vulgar sino verdadera FE.

Desde los albores de los tiempos han existido oráculos. Personas que decían conectar con la divinidad para adelantarse al futuro. Y se han abordado las técnicas más estrafalarias que podáis imaginar: desde destripar aves a consultar los posos del café pasando por trances espiritistas de dudosa fiabilidad a las cartas del Tarot de Marsella. Yo no me dedico a eso.

Como sabéis, soy mae de santo de Candomblé. Formada en África y Brasil, el panteón de los orixas, la religión en la que creo, conecta conmigo y yo con ellos de un modo natural. No le ocurre a cualquiera, lógicamente: solo a quienes han pasado un largo proceso de aprendizaje para entender que el Candomblé no es un atajo al futuro sino una forma de entender la realidad.

Y cuando una persona entiende eso, se descubre el velo. Los orixas se comunican contigo, de modo directo o través de los buzios que babalaroixás, ialorixás, maes y paes de santo sabemos interpretar. No hay truco porque no hay engaño. Lo que ha de venir y cómo afrontarlo, nos lo susurran los orixas. Nuestro talento consiste solamente en entender su mensaje y hacéroslo llegar.

Somos intérpretes de la fe.

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