Queridos amigos

Soy Lourdes do Oyá. Hace casi 40 años descubrí la religión de la nación Yoruba, la que los esclavos negros trajeron de África a América. Fue algo inesperado, en un viaje a Salvador de Bahía, en Brasil. Soy española y me eduqué como la mayoría de vosotros, en la religión católica, así que nada hacía presagiar lo que estaba a punto de sucederme. Sin embargo... Una vez que la persona conoce de verdad, sin trampas ni engaños, el culto ancestral de los orixas, es inevitable querer saber más. En mi caso, hasta tal punto que me puse en manos de la mae Estela de Oxossi y le pedí que me enseñase. Bajo su consejo también viajé a Oyó (Nigeria), la tierra ancestral. Ella es la persona más sabia que he conocido jamás y una verdadera institución en Salvador de Bahía. Hasta han bautizado una calle con su nombre. Cada día la echo de menos.

De la religión de la nación Yoruba, que en Bahía se llama Candomblé, me fascinó el modo en que el ser humano puede conectar con los orixas. Es distinto a cómo sucede en el catolicismo, donde los santos siempre suenan un tanto lejanos e inalcanzables: los orixas son muy humanos, muy cercanos, y entienden muy bien lo que les pedimos al rezar. Hay muchos en el panteón Yoruba aunque un puñado de ellos son los principales, tal como os iré explicando en esta página.

Lo importante es que ellos nos comprenden, nos protegen y guían. Uno puede sentir su presencia en todo momento y hablar con ellos. Cada día de la semana está adscrito a uno de los orixas principales, todos tienen un color distinto y un modo de reclamar su atención. Por eso la comunicación con ellos es tan personal: cada uno nos ayudará en un aspecto u otro de la vida, sea una cuestión de amor, trabajo, mala suerte o salud, en función de sus propias capacidades.

Si quieres que ellos te ayuden, yo puedo interceder en tu nombre.

AXE

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