Los miércoles de Obbá, el amor ciego
Fue la tercera mujer de Xangó y estuvo muy enamorada de él.
Tanto y hasta tal extremo que cayó en una trampa de Oxum. Inciso: recordad que
los orixás, a diferencia de los santos, son tan humanos como nosotros en sus
deseos, acciones y sueños. Pues bien, Oxum había sido abandonada por Xangó, así
que le aconsejó que cuando regresase de cierta batalla, le tuviese preparado
uno de sus platos favoritos: sopa de oreja.
Aunque el consejo era absurdo, tan cegada de amor estaba
Obbá que decidió cortarse la oreja propia y añadirla al puchero. Cuando Xangó
llegó se quedó estupefacto. No le gustó nada y montó en cólera. Por eso se
identifica a Obbá con el amor sacrificado, el que sufre pero que a la vez es
fiel y dedicado.
No penséis, en cualquier caso, que Obbá es una orixá débil y
sumisa, pues también tiene mucho carácter. Incluso llegó a enfrentarse al
poderoso Ogún. Por eso pone calma en las disputas entre orixás, porque saca su
lado guerrero y se hace respetar. Así, domina la situación cuando los demás se pelean.
Si vas por una calle y te encuentras con un enemigo, tienes
que acudir a ella y decirle "Obbá, que esta persona no me vea",
porque si esos enemigos tienen fuerza espiritual, pueden hacer daño y cerrare
caminos.
A consecuencia de su sacrificio, la verás con un pañuelo
tapando su herida.
Come una verdura llamada quiabo, sus colores son rojo y
blanco y su día, el miércoles.
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