Ogún, el hombre traicionado




Hoy es lunes y se lo vamos a dedicar a Ogún.

Ogún es un herrero, por lo que está relacionado con el metal, particularmente el hierro, y en general con las herramientas y el trabajo manual. Para entendernos, si en Candomblé hubiese santos patrones, él sería el de los herreros.

Ogún es un orixá malhumorado. Y tiene motivos. Voy a explicaros por qué: su primera esposa, Oyá, fue seducida por Xangó y se dice que, entre triste y furioso, acudió a Oxalá para comunicarle su situación. Oxalá le dijo que desistiera en su intento de recuperarla, pues el amor entre ellos era indestructible. Aun así, Ogún sostiene su enorme espada con intención de venganza.

Ahora recordad la mitología griega: Hefestos, enfadado, golpea sin cesar con su martillo en la fragua. Es el dios griego de la metalurgia y el herrero del Olimpo. ¿Quién es su esposa? La bellísima Afrodita, a quien todos deseaban. Como en la religión Yoruba, a Hefestos le ocurrió lo que a Ogún: se prendó de Ares, dios de la guerra y le fue infiel. Por eso, en la mitología griega Hefestos aparece siempre con cara de pocos amigos. Y en Candomblé, Xangó resulta prácticamente idéntico a Ares: fuertes como Ogún pero señor del rayo y la guerra. 
Si nuestro herrero lleva un machete, Xangó maneja un hacha de doble filo. Un encontronazo entre ellos hubiese sido temible.

Ogún abre los caminos que se te cierran en la vida. Si crees que te estrellas continuamente contra la pared, que el éxito no te acompaña, que no consigues ver la luz (trabajo, dinero, éxito), es que alguien interrumpe tu camino. Acude a Ogún. Si puedes, la ofrenda que le hagas, despáchala cuando termine en la vía de un tren.

Su día es el lunes (es amigo de Exú, con él va por los caminos) y sus colores son azuló, aunque también el verde, y su número, el 4.
 
AXÉ

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