Oxalufán, el Oxalá sabio, anciano y muy paciente


Oxalufán es la manifestación anciana del poderoso Oxalá. Camina inclinado por el peso de los años y su andar es vacilante. Oxalufán se apoya en un complejo bastón de metal llamado opaxoró, adornado con discos de metal, flecos y campanitas y que en la cima está coronado por un pájaro. Os muestro la foto del opaxoró que tengo en mi altar.

Es la encarnación de la paz, la paciencia y la calma. Viste de blanco y su día es el viernes y por respeto a él, muchos candomblés se visten de blanco hoy. 

Os voy a contar una leyenda yoruba:

Oxalufán quería ir a ver a su amigo Xangó, que por entonces era ya rey de Oyó. Antes de emprender el camino y dado que camina con dificultad, acudió a consultar al oráculo para saber cómo iría su viaje. El oráculo le desaconsejó emprender la marcha, pues era peligrosa y llena de imprevistos. No obstante, Oxalufán es testarudo y decidió echarse al camino. Ocurrió que se encontró con el travieso Exú en un camino y eso es sinónimo de problemas. Exú le pidió permiso para ponerle sobre el hombro una botella de aceite de dende, una variante del aceite de palma. 

El confiado Oxalufán aceptó sin pensar que había truco: en cuanto comenzó a caminar de nuevo, se le derramó por encima dejándole perdido de color rojo sus ropajes blancos. Exú se mondaba de risa pero a nuestro protagonista no le hizo ni pizca de gracia. Trató de lavar su ropa en el río pero sin mucho éxito, así que le dejó al río el aceite como ofrenda y continuó su marcha.


Volvió a aparecer Exú más adelante y consiguió enredarlo de nuevo con otra broma. Hasta tres veces le tomó el pelo, por lo que Oxalufán se dio la vuelta y regresó a casa. Así, el oráculo le dijo que para la próxima vez, hiciese caso a sus consejos. 

Esta anécdota nos explica dos cosas: que la paciencia de Oxalufán es infinita y que Exú puede tomarle el pelo a cualquiera. Incluso a una manifestación del propio Oxalá.


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