El poder y la fuerza de Xangó
Hoy quiero que
levantemos el ánimo y por eso vamos a imbuirnos de la fuerza de Xangó.
Ya sabéis que es uno de los orixás más
importantes y, desde luego, el más famoso. El único entre todos al que se le
conoce también como “rey Xangó”, pues en la realidad, antes de ser orixá, fue
rey de Oyó, en África, considerada la capital de la vieja nación Yoruba.
En aquella época era temible: duro,
ambicioso, un conquistador todo fuerza y poder. Xangó supo ganarse el favor de sus
súbditos; lo amaban porque aunque severo siempre procuró ser justo. Todo lo relacionado
con él tiene que ver con la realeza: su poder, su poderosa hacha de doble filo,
sus vestimentas ostentosas, los colores oro y rojo…
Xangó fue un gran amante y estuvo con muchas
mujeres, pero nos quedamos con tres orixás de primera división. Oyá fue su primera
esposa y la única con quien compartió el secreto del fuego. Por Oxum, su
segunda esposa, perdió la cabeza y dicen que fue por la única que lloró. Su
tercer esposa fue Obbá, mujer que lo amó con locura no correspondida y hasta se
mutiló para ganar su favor.
El Candomblé es una religión que bebe de la
naturaleza, de ella obtiene su fuerza y a ella responden los orixás. Así, Xangó
representa el fuego pero también el rayo y el trueno. Como veis, puro poder. Es
un orixá vital, se aferra a la vida y podríamos decir que representa lo
contrario a la muerte. Por eso le espantan los cementerios.
Los hijos e hijas de Xangó tienen mucha
energía y necesitan sentirse respetados; su egocentrismo es característico pero también
su personalidad irresistible, así que siempre están acompañados. Son mandones
pero justos, como lo fue el rey de Oyó. Seductores, si les atiendes bien, no
mirarán a otros. Al menos, ¡les costará más hacerlo!
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