Cómo Exú se convirtió en el mensajero de los orixás
Hace pocos días os conté una disputa que Exú entabló con Oxalá, tratando de demostrar que era más antiguo que él como orixá. Hoy os contaré una leyenda
Exú estaba enfadado, pues siempre era el último de la lista en recibir reverencias, ya que al ser como un niño, juguetón y travieso, era tenido por el más joven de los orixás. Decidió consultar a un babalorixá (un pai de santo muy sabio) para saber qué podía hacer. Le recomendaron realizar un sacrificio, así que ofreció las plumas de un papagayo rojo, tres gallos, quince buzios y aceite de dendé y mariwo. El babalorixá le dijo que debía llevar un ecodidé en la cabeza, esto es, una de las plumas sobre la frente durante tres meses.
El gran Olodumare (también llamado Olorum), la primera fuerza creadora y padre de todos, convocó a los orixás para ver si estaban cumpliendo en la Tierra sus diferentes cometidos. Todos trataron de preparar sus ofrendas, hicieron sus fardos y fueron a presentarse ante a Olodumare. El único que fue sin nada era Exú, pues la convocatoria le pilló llevando la pluma según el consejo del hechicero y era incompatible con portar cualquier otra carga. Exú iba descubierto: sin gorro, ni corona, ni sombrero, ni carga.
La sorpresa la dio Olodumare cuando señaló que aquel que
llevaba el ecodidé los había traído a todos ante él, pues había demostrado que
era capaz de someterse a las reglas, aunque no trajese ofrendas. “De ahora en
adelante él será mi mensajero”, dijo Olodumare. “Todo lo que quisieran de mí,
que me sea mandado decir por intermedio de Exú”.
Desde entonces, el más joven de los orixás, el que era saludado en último lugar, pasó a ser el primero en recibir los cumplimientos.
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