Cuando Exú quiso medirse con Oxalá






Hoy quiero hablaros de nuevo del poderoso, escurridizo y misterioso Exú. Como ya os he contado antes, es el más distinto de todos los orixas. Tanto, que a veces ha pretendido medirse con el mismísimo Oxalá.

 

Os contaré una leyenda…

 

 

Oxalá y Exú discutían al respecto de cuál de los era el más antiguo. Tanta era la disputa que fueron invitados a dirimir la verdad en una lucha frente a testigos en el viejo reino de Ifé. Se decidió que debían hacer ofrendas y mientras que Oxalá cumplió lo acordado, Exú no lo hizo. Así, llegó el día del enfrentamiento.

 

Oxalá acudió apoyado en su grandísimo poder como creador del mundo y Exú se hizo rodear de su magia terrenal y sus talismanes. A Oxalá le bastó dar una palmada para sentar en el suelo a Exú. Todos gritaron “¡Epa!”. Pero el astuto Exú reaccionó, se levantó raudo y le dio en la cabeza a Oxalá, que se vio reducido de tamaño. Y también gritaron “¡Epa!” en señal de aprobación al sortilegio.

 

El contraataque de Oxalá le dejó una cabeza desmesurada a su oponente, mayor que su cuerpo. De nuevo hubo gritos. Exú se la frotó con fuerza, recuperó su tamaño y la cosa quedó 2 a 1. Los testigos, llamados “imales”, le pidieron a Exú que probase su poder de una forma más efectiva. ¿Qué hizo este? Volvió a frotarse la cabeza y apareció una pequeña calabaza en su mano, que lanzó contra Oxalá.


Apareció una nube de humo blanco y todos gritaron porque Oxalá quedó descolorido. Por más que Oxalá frotó, no consiguió recuperar su color. Hasta que… Desató el turbante que siempre lleva sobre la cabeza y lanzó todo su axé contra Exú: lo llamó y lo obligó a acercarse, aunque Exú no quería, y le pidió que acercase su cabeza. Exú obedeció y Oxalá la metió en su saco.

 

Los imales dictaron sentencia: “Oxalá es sin duda el señor del poder (axé), el señor de la iniciativa y del poder (alabalaxé). Tú eres mayor que Exú y eres el mayor de todos los orixás. El poder de Oxalá ultrapasa el poder de los demás”.

 

Así quedó zanjada para siempre la disputa.

Ah, un último detalle: se dice que Oxalá se quedó aquella calabaza y con ella puede transformar en albino a cualquier ser humano.

 

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