Oxalá, juventud y madurez en el padre de todos
Sé que todavía os debo contestación a muchos. Solo os pido algo de paciencia: poco a poco me voy poniendo al día y respondo con todo cariño a vuestras preguntas. Prefiero no correr y decir cualquier cosa sino tomarme mi tiempo. Si no os cojo la llamada posiblemente es que esté atendiendo a otra persona, así que podéis dejarme un mensaje o un wasap. En cuanto pueda, contactaré para ver cómo puedo ayudaros.
Hoy es viernes, día consagrado al más importante de todos los orixás, el que reina en la pirámide del panteón Yoruba, el gran Oxalá.
Así como Oxum es la fertilidad femenina y Yemanjá la madre de todos (el día de ambas es mañana, sábado), Oxalá representa el poder procreador masculino. Creador de la humanidad, en Candomblé todas las historias relacionadas con la creación del mundo pasan necesariamente por Oxalá.
Fue el primer Orixá concebido por Olorum, la fuerza primigenia, a quien le encargó crear todas las cosas que existen en el mundo, desde los animales y plantas a los seres humanos.
Oxalá es ajeno a toda violencia, disputas y peleas. Le gusta el orden, la limpieza y la pureza y procura poner paz a través de sus artes: la inteligencia, la diplomacia, la astucia incluso... Lo que llamamos 'tener mano izquierda'.
Como ya os he contado alguna vez, el gran pai Oxalá toma dos formas, el joven guerrero Oxaguiá y el anciano venerable Oxalufán. Cuidado, porque esto es muy importante: que se manifieste de dos modos tan distintos significa que el gran Oxalá posee el vigor de la juventud y la sabiduría de la madurez, por eso no se equivoca.
Uno de los pocos defectos de Oxalá (y por tanto, de sus hijos) es que muy terco y perfeccionista. Aunque resulta comprensible.
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