Exú, las bromas pesadas son marcas de la casa
Exú es un orixá distinto, el más diferente entre todos ellos. Se comporta como un niño a veces, como un jovenzuelo travieso la mayoría de ellas. Así, sus bromas pueden ser pesadas pero son las que más se divierte, sobre todo cuando mete cizaña entre la gente.
Os contaré un par de anécdotas para que conozcáis un poco más su carácter.
En una ocasión, se encontraban dos amigos en un camino y pasó Exú llevando un sombrero de tres picos. Las dos puntas de atrás eran de distinto color, una roja y otra negra (sus colores, precisamente). A los dos les encantó el sombrero y al alejarse, lo celebraron: “Fíjate qué bonito sombrero llevaba. Todo rojo, qué llamativo”. El amigo respondió: “Estás mal de la vista, era negro, muy elegante”. Ahí comenzó una discusión que fue elevando el tono hasta acabar en una riña a mamporros. Exú, mientras tanto, los observaba desde detrás de un árbol partiéndose de risa.
Una más y esta es verdaderamente terrible: los comienzos de la casa Axé Opo Afonjá estaban lejos de Bahía; como sabéis, nuestra religión se remonta a África. En una ocasión, una madre caminaba con un hatillo cargado al hombre en el que había varios animales.
Se le acercó un mozo joven y le preguntó por qué iba tan cargada.
Ella le quitó importancia pero él insistió en ayudarla: “Permita que le cargue su bulto. Lo dejaré allá lejos y le ahorro el trayecto, aunque yo me habré ido, que voy con prisa”.
Ella le quitó importancia pero él insistió en ayudarla: “Permita que le cargue su bulto. Lo dejaré allá lejos y le ahorro el trayecto, aunque yo me habré ido, que voy con prisa”.
La mujer se lo agradeció y vio cómo se alejaba con su hatillo al hombro.
Al llegar al lugar indicado, comprobó con horror cómo estaban todos muertos. Exú, ahora entendió quién era aquel joven, se había bebido su sangre.
Hoy es lunes, su día, y podéis dirigiros a él al atardecer.
Le gusta el alcohol, por ejemplo el ron añejo, y el humo del tabaco.
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