Así el Xangó rey se convirtió en orixá
Ya os he hablado anteriormente del poderoso Xangó, de su
carácter e incluso de su sincretismo con el nórdico Thor. Hoy quiero contaros
como el Xangó rey se convirtió en el Xangó orixá.
Aunque era un formidable guerrero, cuando alcanzó la
categoría de rey de Oyó también se ocupó de gobernar con justicia y se
interesaba personalmente por los problemas de sus súbditos. Estando casado con
Oyá o Yansá (tuvo otras dos esposas, Oxum y Obbá, además de incontables
conquistas), le pidió que le trajera cierta poción mágica del reino de los
baribas.
De regreso a casa, Oyá no pudo resistirse y probó la poción.
Sabía horrible y escupió todo lo que pudo. Sin embargo… lo que le salió de la
boca fue fuego. Una gran llama. Cuando se lo entregó al rey, el nuevo tesoro le llenó de gozo. Tanto, que la
gente comenzó a asustarse de tanta llamarada y los truenos que las acompañaban.
De hecho, Xangó perdió un poco la cabeza y el incendio resultante de sus
exhibiciones le llevó a destruir la mayor parte de la ciudad de Oyó.
Aunque el desastre ocurrió sin intención, los sacerdotes fueron
muy severos y lo apartaron del trono obligándolo a marchar al bosque para
perecer allí. Cuando fueron a ver si encontraban su cuerpo, nadie pudo
hallarlo. Ahí comenzó la leyenda: Xangó se había convertido en orixa y para
siempre sería el dueño del fuego y el trueno.
AXE
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