Oyá, la que domina los espíritus y es guardiana de los cementerios
También llamada Yansá, es la orixá de los muertos. ¡Entre
muchas otras cosas, no os asustéis! Como os explicaba ayer, Oyá era la esposa
de Ogún pero se quedó prendada del poderoso príncipe –y luego rey– Xangó, así
que se fue con él causando gran desdicha al herrero. Fijaos en el paralelismo
con el Olimpo griego que os expliqué hace unas semanas.
Y como os contaba ayer, de entre todas las esposas del rey
Xangó, Oyá fue su preferida. Solo a ella le confió el secreto del fuego. Desde
entonces, Oyá es también señora de los rayos, el fuego que viene del cielo, y
de las tempestades, los vientos y los fenómenos atmosféricos. Tiene mucho
temperamento y es muy sensual. Seguramente por eso Xangó se enamoró de ella.
En algunas vías de la religión Yoruba
se incluye a Oyá en el grupo de las “muerteras”, junto con Obbá y Ewa, pero
solo Oyá es guardiana de los cementerios y por ello tiene muchísimo poder sobre
el inframundo y puede dominar los espíritus de los muertos (conocidos como
eggunes).
Y permitidme que presuma un poco: una
de mis mejores aptitudes como mae de santo es precisamente la mediumnidad, pues Oyá es quien me guía y protege.
Antes de que Oyá marchase con Xangó, Ogún le dio a su esposa
una lanza con la que podría poner fin a las disputas: si asestaba un fuerte
golpe, dividiría a los hombres en siete partes y a las mujeres en nueve. Por
eso su número es el 9.
Y diréis ¿por qué ese cálculo, a qué obedece? Conocida
es la importancia cabalística del número siete, mágico en todas las
manifestaciones del esoterismo, y en la religión Yoruba no hay nada al azar.
Todo tiene un porqué.
Primero, porque se dice que tuvo nueve hijos con Ogún y
segundo, porque
Oyá es la orixá del río Níger, que en tiempos
pretéritos se llamaba Oyá y tiene nueve afluentes. ¿Qué fue primero, el huevo o
la gallina? La nación Yoruba es animista, encuentra la espiritualidad en la
naturaleza, como ya sabéis, así que un extremo se une con el otro.
Otra leyenda más romántica dice que el río Níger nació de las lágrimas que derramó Xangó cuando murió su amada Oyá.
Otra leyenda más romántica dice que el río Níger nació de las lágrimas que derramó Xangó cuando murió su amada Oyá.
A Oyá solemos verla con una lanza en
una mano y, muchas veces, llevando también un rayo en la otra.También es frecuente que lleve una
especie de bastón rematado con pelo de caballo: se llama Iruke y con él
mantiene a raya a los eggunes.
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