Ibejis o la historia de Moisés







Hoy os hablaré de unos orixás que pertenecen al grupo de los denominados menores pero que, como Oxumaré o Logunedé, por ejemplo, resultan fascinantes. Se trata de Ibejis, mellizos (o gemelos) y los únicos del panteón Yoruba que vienen juntos.



En casi todas las leyendas yoruba –un día hablaremos de lo que significa una cultura tan antigua basada solamente en el testimonio verbal– los Ibejis son un niño y una niña. Para algunos, son hijos de Oxum. Para otros, de Oyá y Xangó. En realidad, hay parte de verdad en las dos versiones: cuando Oyá dio a luz, por motivos que no conocemos fueron repudiados y dejados a la orilla de un río.




Como sabéis, las aguas dulces son el reino de Oxum y ella los escuchó llorar. Corrió siguiendo el rastro del llanto y encontró a los pequeños recién nacidos. Cuenta la leyenda que los dos sonrieron al verla y ella decidió adoptarlos. Les dio un nombre: Taiwo y Kehinde.




Algo similar a lo que la gran mae Yemanjá hizo con Omolú. Y ambos sucesos ocurren cerca del agua. ¿A qué os recuerda esta historia? Tanto en el judaísmo como en el cristianismo y por tanto en el Islam, está muy clara: es la vida de Moisés. Como veis, todas las religiones tienen un pasado común.




Los Ibejis ven la vida con la felicidad de un niño y también con su creatividad e inocencia; naturalmente, protegen a los niños y son símbolo del nacimiento y el abrirse a la vida. En lenguaje conceptual serían la supervivencia y la continuidad.




La característica más particular de los gemelos es su poder de deshacer las cosas hechas por otros orixás. En cambio, algo hecho por los Ibejis no puede ser deshecho por ningún otro orixá.






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