El buen uso de la medicina natural








Hoy es martes, día de Ossain, también llamado Osanha (leído Osaña), entre otros orixás. Y es importante que lo tengamos presente en estos días tan difíciles para la salud de la humanidad entera.

Antes de nada, os recordaré quién es Ossain: es el patrón de los médicos en Candomblé, pues entronca con la tradición medicinal de los pueblos Yoruba. Como sabéis, en nuestra fe miramos siempre a la naturaleza, así que él es el chamán, el brujo, quien domina las plantas medicinales. Ese es su reino. Podéis acudir a él para pedir salud y consuelo, además de a Omolú, de quien os hablé recientemente.

Ahora os contaré una leyenda antiquísima sobre Ossain. 

En tiempos remotos, Ossain era esclavo de un poderoso señor llamado Orunmilá pero llegaron a ser muy próximos dado el amplísimo conocimiento que Ossain tenía de las hierbas curativas. El temperamental Xangó supo de la sabiduría de nuestro protagonista y quiso poseer también esos secretos. Ya sabéis que los orixás son tan humanos como nosotros en sus reacciones y en este caso, la envidia dio paso a la codicia.

Xangó urdió un plan para arrebatarle ese conocimiento profundo de la fitoterapia y los secretos del bosque. Xangó averiguó que nuestro amigo Ossain ciertos días colgaba en una rama del sagrado árbol Iroko una calabaza conteniendo sus hojas medicinales más poderosas. ¿Qué hizo? Pedirle a Oyá, su esposa por entonces, que desencadenase un vendaval bien fuerte. Ella, dueña de las tempestades y los fenómenos atmosféricos, accedió a los deseos de su marido.

Tal fue el viento liberado por Oyá que se desprendieron tejados de casas y fueron arrancados árboles enteros. Naturalmente, también la calabaza sagrada de Ossain y todo lo que contenía en su interior, que voló diseminándose por todas partes. Los más rápidos se hicieron con lo que pudieron y Xangó se vio frustrado. Pero no Ossain: comenzó a gritar “We Weo” llamando a sus hierbas secretas, que volvieron a él.

Xangó aprendió dos cosas: que era inútil ambicionar el poder de otro orixá si no estaba destinado a poseerlo (lomismo le ocurrió con Oxumaré) y que el buen uso de las propiedades reino vegetal depende no solo del material con que trabajes sino de cómo vayas a usarlo: pudo haber robado todas las hojas pero jamás sabría sacarles partido al desconocer las palabras mágicas, es decir, las recetas antiguas que sí conocía Ossain.

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AXE

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